27 Oct ¿Qué es la fotofobia o sensibilidad a la luz?
Seguro que alguna vez te ha molestado la luz al mirar una pantalla o al salir a la calle en un día muy claro. Nos pasa a todos, ¿verdad? Pero cuando esa incomodidad se repite o se vuelve dolorosa, puede que estemos hablando de algo más: la fotofobia, una sensibilidad ocular que conviene revisar.
Ahora que ya sabes que no se trata solo de una simple molestia, veamos qué es realmente la fotofobia, por qué aparece y cómo puedes protegerte de ella.
Qué es la fotofobia
Quizá la palabra «fobia» te haga pensar en «miedo a la luz», pero en realidad la fotofobia es una fuerte sensibilidad a la luz. No es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma que indica que el ojo es más sensible de lo normal a la iluminación. Esta sensibilidad puede causar desde una ligera molestia hasta un dolor ocular intenso, acompañado de lagrimeo o visión borrosa.
En el día a día, la fotofobia aparece cuando el ojo no consigue regular bien la entrada de luz. También puede darse si hay alguna irritación o una pequeña alteración en la córnea o en el iris.
Las personas que la padecen pueden sentir molestias tanto con la luz natural como con la artificial, incluso en situaciones de luminosidad moderada. Por ejemplo, al salir a la calle en un día nublado, entrar en una habitación bien iluminada o mirar una pantalla durante mucho rato.
Síntomas y causas más comunes de sensibilidad a la luz
¿Te has preguntado cómo saber si podrías tener fotofobia? Sus síntomas varían de una persona a otra, pero suelen incluir molestia ocular ante la luz intensa, lagrimeo excesivo o dificultad para mantener los ojos abiertos. En casos puntuales los síntomas son más pronunciados como puede ser dolor de cabeza, tensión ocular, sensación de visión borrosa o de tener los ojos irritados, aunque se dan con menos frecuencia.
Ahora que ya conocemos los síntomas, veamos qué puede estar detrás de esta sensibilidad a la luz. Entre las causas más frecuentes encontramos inflamaciones oculares, como conjuntivitis, queratitis o uveítis, y problemas en la córnea, donde incluso una pequeña lesión puede provocar sensibilidad.
También las migrañas pueden ser una causa, que a menudo se acompañan de intolerancia a la luz. O algo tan común como los ojos claros, ya que tienen menos pigmento para filtrar la luz.
Evidentemente, el uso prolongado de pantallas, además de provocar fatiga ocular y sequedad, también puede derivar en fotofobia.
Qué relación tiene la fotofobia con otras patologías
No te preocupes porque todos podemos padecer fotofobia de forma puntual, por ejemplo, después de pasar muchas horas frente al ordenador o al exponerse al sol sin protección. Sin embargo, cuando se vuelve persistente, puede estar relacionada con otras alteraciones visuales o neurológicas.
Por ejemplo, puede aparecer también tras postoperatorios oculares o tratamientos farmacológicos específicos. Algunas de las más habituales son:
- Cataratas: al aumentar la dispersión de la luz dentro del ojo, incrementa la sensibilidad.
- Errores refractivos no corregidos, como miopía o hipermetropía.
- Síndrome del ojo seco, que altera la película lagrimal y deja la superficie ocular más expuesta.
- Migrañas y cefaleas crónicas, donde la luz actúa como desencadenante del dolor.
Por eso, ante cualquier molestia persistente, es importante realizar una revisión visual completa para determinar la causa y el tratamiento más adecuado.
Tratamiento de la fotofobia
Veamos algunas medidas sencillas que pueden ayudarte a aliviar las molestias del día a día. El tratamiento dependerá del origen del problema. Si la fotofobia está asociada a una patología ocular, el profesional optometrista o el oftalmólogo tratará primero esa causa.
En casos más leves, se pueden aplicar medidas que ayuden a reducir la sensibilidad y el malestar diario:
1. Gafas de sol homologadas
Las gafas de sol con protección UV son la mejor barrera frente a la luz intensa. Filtran las radiaciones dañinas y reducen la entrada de brillo excesivo. Las lentes polarizadas son especialmente eficaces, ya que eliminan los reflejos y mejoran el confort visual.
2. Gafas con filtros específicos
En algunos casos, el profesional puede recomendar filtros fotoselectivos o lentes con color ámbar o gris, que suavizan la luz sin alterar la percepción del color. Son útiles para quienes sufren migrañas o trabajan con pantallas.
3. Cuidado de la sequedad ocular
Usar lágrimas artificiales y mantener una buena hidratación ayuda a proteger la superficie del ojo y disminuir la sensación de ardor o irritación.
4. Higiene visual
Descansar la vista, ajustar la iluminación de las pantallas y evitar entornos con luz muy intensa o contrastes bruscos también contribuye a aliviar la sensibilidad.
Protege tu vista y consulta ante cualquier molestia
La fotofobia puede ser un aviso de que tus ojos necesitan atención. Si notas que la luz te molesta con frecuencia o que sientes dolor ocular incluso en espacios moderadamente iluminados, acude a tu óptico-optometrista de confianza.
Ahora que ya sabes qué es la fotofobia y cómo puedes aliviarla, no esperes a que la molestia aumente. En Opticoa estaremos encantados de ayudarte a encontrar las gafas o filtros que mejor se adapten a ti. Nuestro equipo estará encantado de atenderte y ayudarte a encontrar la mejor solución para tus ojos. ¡Pide cita!


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